COCINA RECETAS ANCESTRALES CON CHACHITA

 

“Recopilo esas recetas tradiciones ancestrales,  que sólo estaban como historia y que se hacían hace 300 años”.

Ruth Lizeth Martínez, mejor conocida como Chachita, es una mujer chocoana quien empezó a explorar el camino del turismo desde 2012.  Inspirada por los paisajes del pacífico y el amor que sentía por su tierra, visionó la transformación que tendría su territorio en materia de orden público en el marco del acuerdo de paz,  lo cuál abriría la posibilidad de recibir viajeros de todo el mundo.  No dudó en dar el primer paso y apostarle todo al desarrollo de turismo en su región. En la actualidad es dueña de una posada turística, ubicada en Panguí, en el Municipio de Nuquí, departamento del Chocó.   

La historia de Chachita es una de perseverancia y lucha. Han sido muchos los obstáculos que ha tenido que cruzar. Las barreras del conocimiento técnico de su actividad, la dificultad para conseguir viajeros en sus primeros años y la recurrencia de la violencia en el territorio fueron algunos obstáculos que con tenacidad ha debido superar. Sin embargo, el turismo también la llevó a encontrar su pasión por la cocina, no solamente por el gusto que sentía al cocinar para los visitantes, sino también por los elogios que recibía sin falta de cada viajero que probaba su sazón. 

En 2017, su historia tuvo un giro. El asesinato de un primo cercano la obligó a migrar del territorio donde había emprendido por primera vez y a comenzar de nuevo. Construyó lo que hoy en día se conoce como una de las mejores experiencias comunitarias del Choco, la cuál llamó La Posada de Chachita.

La posada la construyó en Panguí, a unos 20 minutos de Nuquí, departamento del Choco. Cuenta con una playa virgen que usualmente solo disfrutan los huéspedes y visitantes de la posada. También tiene acceso a la biodiversa selva chocoana donde ofrece caminatas por la quebrada Chicui. Chachita construyó una huerta donde siembra hierbas usadas por sus antepasados en la cocina y para la salud.

Con sus visitantes trabaja la huerta y les trasmite el conocimiento que tiene sobre las plantas. La experiencia más cotizada que ofrece, son sus clases de cocina, que según los viajeros son una experiencia memorable. 

¿Cómo dedicarte al turismo cambio tu vida?

Yo antes era una persona que trabajaba con el sector público. Trabaje en el sector de la salud y en la empresa de energía. Soñé con atender turistas por más de 3 años hasta que en 2014 empecé a recibir mochileros y otra gente y siempre me decían que yo cocinaba muy rico. Empecé a capacitarme todo lo que pude, con el SENA y con Procolombia y así me enamoré del turismo. 

En 2017 lo perdí todo, pero mi amiga Lina me abrió los ojos. Me mostró que el producto soy yo, lo que tengo adentro, mi persona y mi gastronomía. Así que comencé de nuevo. Y ahora llegan muchas más personas que antes a mi posada. Se ha convertido en el producto que todo el mundo quiere.

¿Por qué crees importante preservar el turismo que tu ejerces?

Porque recopilo esas tradiciones ancestrales, comida que solo estaba como historia y que se hacían hace 300 años. A través del turismo se repiten estas recetas. Por ejemplo yo les digo que vamos a hacer una mulata paseadora, una sopa de resplandor o una sopa hueso de pangadó[1].

Mi plato fuerte, el que yo inventé, es el pescado en salsa de coco. Pero yo lo hago diferente, porque lo hago con amor. Se llama Salcopez. 

 

¿Cómo te has visto afectada por la situación actual?

Me afectó en un 100% pues desde marzo no he vendido nada. Algunos me mandaron la plata y no vinieron. Desde ahí no he recibido ni un peso por turismo, pero si he seguido gastando. 

Para no sentirme tan vulnerada, me he dedicado a ampliar mi huerta para que sea más grande y para que tenga un sector para la investigación de plantas tradicionales medicinales. Con eso espero que cuando volvamos a abrir, tengamos muchas más cosas para ofrecer.

 

Bono de Esperanza

Porque tenemos la Esperanza de poder volver a viajar a todos los rincones de Colombia, queremos darle esperanza a Chachita y otros guerreros como ella quienes cada día, pese a cualquier circustancia, se levantan a seguir apostando por el turismo responsable, y reconstructivo en Colombia. Hoy estos guerreros necesitan de nuestra ayuda para seguir adelante. Puedes apoyar a Chachita, comprando desde yá una clase de cocina en su posada. Cuando todo esto pase, te ayudaremos a organizar tu viaje. Puedes redimirlo hasta el 1 de diciembre del 2021. También puedes regalarlo o donarlo.

 

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-       [1] historia del hueso pangado: Anteriormente no había como conservar la comida por lo que la gente guardaba los huesos para el invierno. Cuando el mar se enojaba y crecía el rio y escaseaba el pescado, se hacia la sopa de hueso… quedaba con su sabor ahumado.  También tenía una connotación comunitaria, pues se lo prestaban de vecino a vecino. Era común oír “mijo, vaya donde la vecina y pídale el hueso pangadó”.